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Y un pueblo dijo: ¡NO!


Caracas la que dio y ha dado el ejemplo de independencia de la nación, guarda en su centro fundacional testigos patrimoniales, que conjugan hechos y sucesos de la historia patria, que son básicos e imprescindibles de los designios de la identidad nacional. Unos de tantos de estos acontecimientos ocurrieron el 19 de abril de 1810, donde un pueblo decidió iniciar la lucha para ser libre y soberano.

Redacción REDpatrimonioVE



A 209 años de este célebre momento emancipador, no podemos dejar de destacar que tales eventos sucedieron dentro del entorno de la Plaza Bolívar de Caracas, especialmente en la esquina de Principal y desde lo que fuera el Cabildo para ese momento y que hoy conocemos como la Casa Amarilla, una de las sedes protocolares de la Cancillería de la República Bolivariana de Venezuela.


“Si el pueblo no quiere que los gobierne, entonces yo tampoco quiero mando”, fueron las célebres palabra de Vicente Emparan, desde el balcón principal del Cabildo, ante el pueblo caraqueño ese 19 de abril. Este suceso quedó registrado en acta cuya original se guarda y exhibe en la Capilla Santa Rosa de Lima del Palacio Municipal de Caracas.


La Casa Amarilla, llamada así por el color que lleva en sus fachadas, es declarada Monumento Histórico el 16 de febrero de 1979, no solamente por ser testigo de tantos acontecimientos históricos, sino también por sus valores arquitectónicos, que fue ganando durante el transcurrir de su larga historia.


En esta oportunidad vamos a compartir de la Guía de Arquitectura y Paisaje, una sucintan pero muy buena descripción de esta edificación patrimonial:


La historia señala que la primera construcción ubicada en este sitio correspondió a una casa de familia levantada entre los siglos XVI y XVII. En 1689, una vez vendida al gobernador Diego Jiménez de Enciso, se ordenó que se construyera allí una cárcel real, de dos plantas y con amplias ventanas en la parte superior. Más tarde, durante la primera Presidencia de José Antonio Páez, fue destinada a cárcel de milicias. En 1842 se instaló allí la casa de gobierno, una construcción, de planta rectangular; consta de dos pisos, organizados alrededor de un patio, rodeado de corredores definidos por columnas de orden jónico que soportan una serie de arcadas horizontales. Concebido según categorías estéticas de orden, simetría y proporción, el edificio, de aspecto monolítico posee dos hileras de balcones a lo largo de sus fachadas norte y este. En 1864, se le hicieron nuevas modificaciones, encomendadas a Juan Hurtado Manrique, cuyo estilo estaba caracterizado por el eclecticismo y la habilidad en el uso del repertorio clásico. Entonces, se establecieron dos entradas, un patio interior, y un sistema de arquerías altas y bajas de estilo dórico. Los espacios interiores mostraban, en 1934, antes del incendio en los años noventa, frescos decorativos del pintor francés E. D. Guillonet y piezas de Arturo Michelena, Cristóbal Rojas, Vicente Gil y Almeida Crespo. Tomado de: http://guiaccs.com/obras/casa-amarilla/


Es así como se va modelando el patrimonio cultural, definido dentro de la integralidad de concreciones y sucesos, que van siendo reconocidos a lo largo del tiempo e interiorizados en el reconocimiento y conocimiento colectivo de un pueblo, como algo que le es propio dentro de los patrones de identidad asumidos como referentes.

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