Redacción REDpatrimonioVE
Miembros de la Red aportaron recomendaciones de intervención para la recuperación de la Cruz de Altos del Pozo, que custodia la Comunidad Cecilio Acosta del municipio Guaicaipuro del estado Miranda, hoy conocido como Cerro de La Cruz.
El pasado mes de octubre, bajo la solicitud de Williams Villarreal y Graciana Ricabarra, residentes de la comunidad del Cerro La Cruz y miembros de la Red, se realizó la visita a este patrimonio local, con la asistencia de Diónys Rivas, Fabiola Velasco y Vidal Cisneros, para orientar a la comunidad del lugar sobre la intervención de la estructura física de los maderos de la cruz que, según Villarreal, data del siglo XIX.
La recomendaciones se dieron de manera sencilla para que la propia comunidad realice el trabajo. Se acordó visitar nuevamente a la comunidad para seguir desarrollando la propuesta.
A continuación una reseña sobre la historia de este pequeño patrimonio local:
El Alto del Pozo
Williams Villarreal
El Alto del Pozo era el nombre antiguo del actual Cerro de la Cruz, ubicado en la parroquia Cecilio Acosta del Municipio Guaicaipuro en el Estado Miranda. Por ser éste el camino de recua, era la única ruta por donde pasaron grandes personalidades de la vida pública Nacional, como habitantes del sector y vecinos aledaños.
En una época antigua, su altura servía de observación a las tropas oficiales o de los alzados en armas. Siendo este lugar escenario de múltiples enfrentamientos. Una de la más conocida fue la batalla de los Altos Mirandinos, donde el historiador Gonzálo Guinán describe en su libro”El Estado Miranda Su Tierra y Sus Hombres” algunos hechos referentes: por Andrés Pacheco Miranda, pags. 126,127. Cita textual:
“Los ánimos de los Caraqueños aparecían preocupados por la inminencia de una batalla que se juzgaba decisiva. El Gobierno habían concentrado una fuerte División de cerca de 1500 hombres, que puso a las órdenes del General León Rodríguez, Jefes de Operaciones de Aragua y Guárico, con valerosos jefes de Cuerpo como los Coroneles Leoncio Quintana, Rafael Díaz Pinto, Eduardo Sosa, Galías y otros; a tiempo que el General Guzmán Blanco, jefe del Distrito Militar del centro y Secretario General del jefe de la Revolución, había organizado en las cercanías de San Diego y de San Antonio más de 2.500 hombres, con los cuales formó una extensa linea de batalla, cuyo centro fue confiado a los Generales Manuel Atanacio Menéndez, Antonio Bello y Pedro T. Lander, el ala derecha al General Luciano Mendoza en las posiciones de Lira y Altos del Pozo, y el ala izquierda al General Joaquín Salazar hasta Carrizal y los Teques.
El General Rodríguez salió de Caracas con su División el 12 de abril, por la vía de los Teques (…) Pernotó el 13 en los Teques y al amanecer del 14 siguió marcha hacia Carrizal; y al llegar a las ocho de esa mañana a Corralito tropezó con las primeras avanzadas enemigas, indicándose un sangriento combate que con éxito vario se extendió por las cercanías de San Diego y San Antonio y duró cuatro día (…) En esos cuatros días se combatió duramente en Barrealito, Los Budares, Telésforo, Tasajera, Don Blas, Picacho del Pozo, San Antonio, y San Diego. En algunos de estos puntos los dictatoriales alcanzaron éxito parcial y el General Rodríguez anotó esos triunfos al detallar los resultados de su difícil y sangrienta campaña; pero al marchar con su arruinada División á los Teques el 18 y á El valle el 19, de los lugares accidentados de la vía salíanle nuevas guerrillas á combatirle. En estos combates tuvieron los dictatoriales 16 muertos, entre ellos el Coronel Eduardo Sosa, que sucumbió en el Alto del Pozo de la Cañada…”
Precisamente de este hecho histórico quedaron recuerdos en la memoria de nuestros abuelos y abuelas, siendo el señor Emilio Infante relatando lo que su padre Julián le contaba cada vez que pasaba por el lugar de “La vuelta de Julia” :
“Por aquí en este zanjón están enterradas 18 personas que pelearon en una batalla que sucedió aquí hace mucho tiempo, por eso cada vez que pasemos por aquí, debemos de hacer silencio.” Hubo un tiempo donde en esa curva se han reportado casos de apariciones en horas de la noche.
También, algunas otras evidencias se hicieron visibles cuando comenzaron los trabajos en el banqueo del terreno para la construcción de la capilla y la placita, así lo comentó el señor Ferrer Infante diciendo:
“Cuando estábamos trabajando en el banqueo del cerro, encontrábamos balas. Eso era cuando la guerra, después no sé que se hicieron.”
Con el tiempo, se generó en la población y sus alrededores una serie de cuentos de caminos, referente al lugar diciendo: “Allí en ese sitio salía el diablo o algo parecido”.
“cuando yo vivía en Guareguare siempre escuchaba que en ese cerro salía el diablo, por eso es que en ese lugar se formaban esos pleito de la guerra. Ya se decía que por ahí estaba el diablo. En el suelo se miraba el rastro de su cola, que indicaba para los la'os de Paracotos, allá iba a ver problemas también.”(Margarito Aristigueta, n. 1925).
Según la tradición oral dice: que en el topo del Cerro de la Cruz se colocó posteriormente una cruz de madera de corazón de roble, de cinco metros de alto, señalando a unos monjes, que iban de pueblo en pueblo colocando cruces en la parte más alta de la poblaciones para evangelizar y bendecir el lugar.
“Esa cruz que estaba allí, la colocaron unos monjes , como en el 1800 y pico, eso lo contaban mis abuelos Eladio García y Petra Martínez, quienes murieron de casi cien años. También mi papá Julián justiniano, me dijo que cuando se fueron esos monjes del lugar dijeron: “Nos vemos en el valle de Josafat” (Emilio Infante 1923).
¿Pero qué significa la expresión “el valle de Josafat”? Según la definición del diccionario bíblico ilustrado de Vila Escuain, en la página 613 dice: “Valle donde el señor juzgará al fin de los tiempos a las naciones (JI.3:2, 12). Ya en la época de Eusebio, en el siglo IV d. c., se identifica el valle de Josafat con el de Cedrón. Sin embargo, esta identificación es una mera suposición, basada en los pasajes citados y en zac 14. Ningún valle conocido ha llevado este nombre. El profeta Joel pudo haber escogido este nombre debido a su valor simbólico, por cuanto significa” Jehová ha juzgado”
Por otro lado, en esa colina se celebraban tradicionalmente misas y rogativas en los meses de abril y mayo en la celebración del día del árbol dándole entrada a la primavera, como también a la celebración de la cruz de mayo, donde las plegarias eran por la llegada de las lluvias, y la abundante cosechas. Además, desde ese mismo lugar partía en los días de semana santa la procesión de la cruz del “Santo Sudario” que bajaba hasta el pueblo. La pequeña cruz del santo sudario era resguardada por la familia Infante Garcia en su antigua casa.
La tradición de la cruz se mantuvo por mucho tiempo, con la colaboración de los mismos pobladores, esto lo podemos leer en un documento de 1901 que dice:
San Diego: Abril 22 1901
Sr. Tomás Revete
Gavilán
Estimado Amigo:
El portador de la presente le entregará la vaca que me mandó, por lo cual le doy la más expresivas gracias por el servicio tan a tiempo hecho.
Me permito recabar de Ud. Recoja en ese vecendario algo para la celebración del sacrificio de la misa el día 3 de mayo próximo en la Cruz del Pozo, camino San Diego, pues en todos los años anteriores se ha llevado a cabo esta fiesta.
Sin más por hoy quedo como siempre á sus órdenes Aftmo.sr. Amigo
Juan Gómez.
Después el cerro fue aplanado y la antigua cruz fue quitada, La familia Infante García resguardó el viejo madero por muchos años. En su lugar se construyó la capilla y una placita, con bancos de metal y topes de mármol, faroles de cemento que fueron hechos por el maestro albañil Manuel Tomás León y en su remplazo se colocó l una cruz de hierro de casi 4 metros de altura.
El terreno para la construcción de la capilla fue donado por Don Julián Infante y Tobías Martínez, en tiempo cuando la Junta Comunal de ese entonces ayudó para que el proyecto se llevara a cabo, en colaboración conjunta con los pobladores, siendo su presidente Juan Pastor Bello quien financió la construcción de dicha capilla. Hasta hace poco se encontraba una placa de mármol que decía “Recuerdo de Juan Pastor Bello y demás miembros, 1953”. Una vez construida la capilla sirvió para resguardar la imagen del Santo Sepulcro, donde se celebraban las misas.
“…Por cierto que la vieja imagen de Jesús yacente (santo sepulcro), se guarda en una capilla levantada sobre una colina en las afueras del pueblo, donde a principio del mes de mayo el día domingo más cercano al día de la cruz, se celebra una fiesta con misa, sermón, procesión y otros actos piadosos.” (Periódico el universal, viernes 1 de febrero de 1963. Walter Kammann Willsón).
En años más recientes, 1950 aún se mantenía la tradición de la celebración de la cruz, según consta en el libro de gobierno de la iglesia que dice: “Fiesta de la Santa Cruz (28 de mayo) en el Cerro de la Cruz. La preparó y organizó el Sr. Héctor Velázquez. Tuvimos misa en la capilla del cerro de cruz a las 4 de la tarde. Después hubo rifas, piñatas y regalos para los niños. Buena concurrencia, a pesar de la lluvia. Hay que felicitar al Sr. Héctor por el interés y la buena organización.”
A través de la historia, vemos como la colocación de esta cruz cambio el nombre original del Alto del pozo, y tradicionalmente fue llamándose “el Pozo de la cruz”. Al construirse la capilla, se comenzó a llamar como lo conocemos hoy día “El Cerro de la Cruz”.
La calle que conecta este lugar con el casco del pueblo se llama calle “El Calvario”, mencionado en los libros de registro de la iglesia a partir de 1882. Resultando que para los que suben esta cuesta a pie hasta el lugar de la capilla, es un verdadero calvario.
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