Diónys Cecilia Rivas Armas
Enclavada frente al mar, frente al mar de Margarita,
Mar de la Virgen del Valle, Mar de la Virgen Bonita
Francisco Mata
Amor, fe y devoción
“Amor, fe y devoción”, es lo que se respira cuando cruzamos el templo[1] que resguarda a la Santísima Virgen del Valle, que permanentemente protege con su manto marino al pueblo margariteño y a quienes se refugian en su contemplación y recogimiento. El amor a la Virgen del Valle es una herencia divina que regalan las madres margariteñas a todos sus hijos e hijas, y su adoración es un legado protegido en nuestros hogares a través de un altar que llevamos al lugar donde nos encontremos y en especial en el templo más preciado: “nuestro corazón”.
La Virgen del Valle significa para los nacidos en Margarita y el Oriente del país, la madre milagrosa y purísima que nos abriga en su inmenso mar, la madre que nos escucha y guía, la que conoce todos nuestros deseos, preocupaciones y angustias, la que nos da la confianza de avanzar en nuestros anhelos, la que generosamente nos mira con compasión y envuelve con su sal y arena, la que nos da refugio porque confiamos en su infinito amor, la que nos invita siempre a su casa a ofrendarle flores, velas, oraciones, presentes, regalos y a quien entregamos nuestros hijos e hijas para su protección, ya que su apacible mirada, su rostro angelical y sus manos juntas en oración hace inmarcesible el acto de amor, fe y devoción a su imagen. Como nos expresa una fiel devota: “La Virgen del Valle es la mamá de mi hija mayor, yo se la pedí y ella me la dio” (fuente viva).

Nuestra Señora del Valle del Espíritu Santo es la madre de los pescadores, la Patrona de la Isla de Margarita, del oriente venezolano y de la Armada Nacional de Venezuela. Se dice que es la imagen de la Virgen María más antigua de todo el continente americano y en torno a su culto se han tejido muchas historias.
Historias y Leyendas de la llegada de la Virgen a Tierras Margariteñas
Una leyenda sobre la llegada de la Virgen a tierras insulares, la encontramos en los relatos de los indios Guaiqueríes, quienes descubrieron a la Virgen del Valle entre unas zarzas cercanas a la cueva del Piache y de allí la llevaron a una ermita donde empezaron a venerarla y adorarla. Hay otra leyenda que dice que fue un sacerdote, quien colocó dentro de la cueva la imagen de la Virgen del Valle a los indios Guaiqueríes y cuando ellos llegaron la vieron, la tomaron y la hicieron suya como una señal que era de ellos.
Otro relato cuenta que su imagen llegó a la isla de Cubagua cuando los indígenas Guaiqueríes suplicaban un milagro frente a la crueldad de los españoles. Recordemos que en la isla de Cubagua, hoy subsisten las ruinas de la ciudad de Nueva Cádiz, la primera ciudad fundada por los españoles en Suramérica a comienzos del siglo XVI, que sufrió el saqueo del proceso de colonización y la esclavización de indígenas, africanas y africanos para la extracción de perlas. En esta isla, se practicó la primera explotación de un recurso natural y la devastación más cruel de sus tierras, costas y población originaria.
Por tanto, fueron los habitantes de la ciudad de Nueva Cádiz los que solicitaron a España una imagen de la Inmaculada Concepción para rendirle adoración como “la purísima” y gozar de protección en la nueva ciudad fundada. Muchos escritos señalan que en 1529, una embarcación llevaba la Virgen a la antigua isla “La Española”, pero el destino o el milagro deseado por los indígenas Guaiqueríes, permitieron que el barco arribará al puerto de la isla de Cubagua y santificará a la primera ciudad europea en América y de esta manera brindara alivio y bendiciones a la población originaria que sufría los horrores de la esclavización.
Pocos años después, el 25 de Diciembre de 1541, mientras era adorada la “Virgen Bonita”, el cielo fue cubierto por una gran nube oscurecida y un huracán arrasó Nueva Cádiz y con ello fue destruido el símbolo de la barbarie, crueldad, explotación humana y de la naturaleza que significó la fundación de esta ciudad. Milagrosamente la imagen de la Virgen se salvó de la catástrofe y los pobladores de Cubagua deciden poner a salvo la imagen de la Virgen y es trasladadaa la Isla de Margarita hasta las playas de Porlamar. En 1542 es llevada a una hacienda en el Valle de la isla, donde le construyen una pequeña capilla de paja y bahareque para su devoción y veneración, la cual se convirtió en su casa desde hace más de 400 años. Este Valle que acobijó a la Virgen le dio nombre a la imagen “Virgen del Valle” en el pueblo que hoy la guarda “El Valle del Espíritu Santo”.

Este Valle durante muchos siglos se ha convertido en templo de adoración a la Madre de Dios bajo la advocación de “Virgen del Valle”, sus muestras de fe y amor forman parte de la cultura y tradición genuina que baña las tierras margariteñas y a su gente. El 8 de septiembre de 1911, el papa Pío IX autorizó al Obispo de Guayana, Antonio María Duran, para llevar a cabo la coronación canónica de la Virgen del Valle, como la “Patrona del Oriente y de los Pescadores”.

Prodigios, milagros, proezas y promesas de la Virgen del Valle
Muchos son los relatos de fe, milagros, favores y peticiones que la Virgen del Valle ha regalado a sus fieles devotos, quienes el 8 de septiembre se reúnen para admirarla y participar en una hermosa procesión por todo el pueblo de “El Valle del Espíritu Santo”. Ese día es la festividad del nacimiento de la Virgen, donde se ofrece una misa concelebrada con la asistencia de los obispos de los Estados del Oriente de Venezuela y los feligreses creyentes en la Virgen del Valle. Tomaré parte de estas líneas para hacer un recuento de los prodigios y milagros más reconocidos atribuidos a la Santísima Virgen del Valle.
Según cuentan los habitantes más antiguos de El Valle, que hacia 1608 una severa sequía afectó a toda la Isla de Margarita y sus habitantes recurren a su Virgen pidiendo “El Milagro de la Lluvia” y deciden sacar la imagen de la Santísima Virgen del pueblo del Valle del Espíritu Santo y llevarla en procesión rogativa hasta las murallas de la ciudad de La Asunción (actual capital del Estado Nueva Esparta). Llegando la imagen de la Santísima Virgen a las murallas de la ciudad, súbitamente comenzó una lluvia prodigiosa. Este es considerado el primer milagro logrado por intercepción de la Santísima Virgen del Valle.
Otro milagro muy conocido es el concedido a Domingo “El Pescador”, que un día en busca de perlas sufrió la picadura de una mantarraya y corre el riesgo de perder su pierna. La esposa del pescador invocó a la Virgen para la recuperación y sanación de la pierna de su esposo y Domingo le ofrece a cambio la primera perla que hallara en el mar. Luego de su milagrosa sanación, Domingo vuelve al mar en búsqueda de la promesa y encuentra en el fondo marino una gran ostra con una perla en forma de pierna con una cicatriz en el mismo sitio donde fue herido por la mantarraya. José Elías “Cheilas” Villarroel - Patrimonio Cultural del Estado Nueva Esparta (2017) de manera poética nos relata“El Milagro de la Perla”:
Más tarde Mingo sufría, con una pierna dañada, y no les prestaba nada los remedios que se hacían. Pero acontece que un día de su rancho se alejó, en la playa y en la soledad sintió que una mano lo acaricia, era la Virgen propicia que el milagro realizó. Mingo regresó a la mar, buscando la joya hermosa que su virgencita preciosa le regaló sin vacilar. Más de pronto al bucear con su gran veteranía, una gran concha extraía y el mucho se impresionó, porqué la perla que halló forma de pierna tenía (2017).

Otra proeza otorgada a la Virgen del Valle fue durante la Batalla de Matasiete (31 de julio de 1817), cuando el ejército patriota bajo el mando del General Juan Bautista Arismendi se enfrenta contra el ejército realista con el General Pablo Morillo y la propia Virgen del Valle asistió a los heridos. Desde la tradición oral se cuenta que había una mujer vestida de blanco que se acercaba a los soldados patriotas, sanaba a los heridos y le brindaba consuelo a los moribundos. Durante la Batalla el General Pablo Morillo pregunta: “¿quién es esa mujer?, hay que fusilarla” y su ayudante le dice: “esa es la Virgen del Valle”.
En esa misma batalla se relata que Juan Bautista Arismendi se salvó milagrosamente, cuando una bala fue detenida por una medalla de la Virgen del Valle que llevaba en el pecho. En honor a este milagro, Arismendi hizo cubrir el proyectil de oro para ofrecerlo a “La Virgen Patriota”.
En el año 1884, gran parte de las haciendas en tierra firme fueron azotadas por una plaga de insectos (langosta) que arrasaba con las plantaciones de cacao. Un hacendado ofreció a la Virgen del Valle un racimo de oro en la forma del expresado fruto si le salvaba la cosecha. Así la Virgen del Valle escuchó las súplicas y fue la única hacienda que no sufrió las consecuencias de esta plaga, teniendo una gran cosecha para ese año. El devoto cumplió la promesa y hoy en el Museo Diocesano de la Virgen del Valle reposa un racimo de cacao en oro como ofrenda por el milagro concedido por la Virgen del Valle.

Virgen del Valle: Patrimonio Espiritual de un Pueblo
En la Virgen del Valle, “La Reina de los Mares”, encontramos la fuerza del amor, fe y devoción del pueblo margariteño, que siembra día a día la llama de su historia, afianza los patrones culturales originarios y camina de la mano con “La Virgen Bonita”. Es la Virgen que los guía, que da luz a sus vidas para fortalecer la tradición religiosa, que como bien lo señala el escritor margariteño Leopoldo Espinoza (2017): “En ella se cruza el mito, la leyenda, la historia, la fabulación, todo eso que amalgamado hace un producto espiritual exquisito, que es nuestra señora del Valle, la guía espiritual del pueblo oriental venezolano”.
La Virgen del Valle es fe viva que forma parte de la cotidianidad margariteña, es la madre de cada uno de nosotros y nosotras, que nos acompaña al lugar donde estemos para seguir sembrando su devoción y amor…
La Virgen del Valle representa el patrimonio espiritual del pueblo margariteño que conecta su existencia emocional y territorial a una divinidad que simboliza el mar que los rodea, abraza y alimenta. Este patrimonio es un acto de creación y peregrinaje que se edifica desde la tradición familiar con cualidades excelsas y etéreas que perduran en los relatos y cuentos transmitidos de generación en generación emanados de la oralidad.
Esta imagen es testimonio material e inmaterial de la identidad de un pueblo, donde figura una singularidad relación de sentimientos (admiración, respeto, amor, fe) en su devoción y adoración, que han permanecido en la memoria individual y colectiva de la gente, para alimentar la identidad cultural. Los tesoros vivos son los depositarios y guardianes de esta tradición que tiene un valor excepcional como creación humana que cuenta lo que ha sucedido en su territorio y recuerda sus raíces originarias. La Virgen del Valle es esencia viva por su “carácter identitario, cultural, memorial, auténtico y universal” (Aguiar, 2017).
Deseo cerrar estas líneas con el testimonio de lo que significa la Virgen del Valle para la más amada margariteña que me regalo este acto de amor, fe y devoción: “Es nuestra madre consentidora que intercede por nosotros ante su hijo Jesucristo para cumplir nuestras peticiones, dolencias y ruegos. La Virgen del Valle es lo máximo, es nuestra madre, porque es la madre de Jesús que conoce del sufrimiento de las madres. Siempre le pido y me concede mis peticiones” (fuente viva).
Bendición Madre…
[1] La Basílica Menor de Nuestra Señora del Valle, declarada por el Papa Juan Pablo II, en 1995.
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