Diónys Cecilia Rivas Armas
Socióloga. Universidad Central de Venezuela
Cursante del Doctorado en Patrimonio Cultural. ULAC.
Elsy Canelón González
Licda. en Artes. Universidad Central de Venezuela
Cursante del Doctorado en Patrimonio Cultural. ULAC
A modo de introducción
La cultura es una construcción de elementos simbólicos y significativos en un espacio y tiempo que define mi pertenencia a un grupo social. Estos elementos que constituyen parte de mi cultura se conservan, transforman y transmiten de generación en generación, en muchos casos a través de la tradición oral y se convierten en un valor, un saber comunitario con el que se identifica cada individuo perteneciente a un pueblo. Olga Molano (2007) en su texto“Identidad cultural un concepto que evoluciona”, reseña un interesante concepto de cultura de Verhelst (1994) que tomaremos de referencia:
La cultura es algo vivo, compuesta tanto por elementos heredados del pasado como por influencias exteriores adoptadas y novedades inventadas localmente. La cultura tiene funciones sociales. Una deellas es proporcionar una estimación de sí mismo, condición indispensable para cualquier desarrollo, sea este personal o colectivo (p. 42).
Por tanto, la cultura es lo que da vida al ser humano y define su modo de vivir desde sus tradiciones, costumbres, fiestas, conocimientos o creencias. De acuerdo, al análisis de Olga Molano (2007), la cultura tiene varias dimensiones y funciones sociales que generan: un modo de vivir, cohesión social, creación de riqueza y equilibrio territorial.
En este marco, dedicaremos nuestras líneas al análisis de la significación del mito de El Momoy, personaje fantástico, semejante a un pequeño duende, de origen indígena, propio de la población de Boconó, estado Trujillo, una zona de los andes venezolanos. Las primeras referencias están en los registros que hicieran en los años sesenta los escritores Lourdes Dubuc y José María Batista, quienes plasmaron algunos relatos recopilados en las áreas rurales de Boconó durante esos años.
El Momoy es más que un ser encantado o personaje mítico de los Andes venezolanos, es una entidad real y sagrada a la que aseguran haber visto, a quien relacionan con las aguas, las lluvias y se ha afianzado como icono de esta población.Muchos relatos afirman que los oyen “tocando música, cantando, celebrando, cultivando y trabajando la tierra”. Esta humanización mágica, permite expresar de manera alegórica la vida cotidiana del campesino y la significación de “El Momoy” en los valores, expresiones y cultura del pueblo de Boconó. Al respecto Graterol y Franco (2014) nos expresan:
Bajo esta concepción el Momoy o “espíritu del agua” es un ser “natural”, una criatura que enriquece y amplía el entorno del campesino, es parte integral de su mundo, se “alegra” si una persona bebe de un manantial o “se pone bravo” si ensucia el agua (p. 141).
Sin duda, el Momoy, es parte de la realidad del pueblo, de su propia historia personal, colectiva y cultural. En este sentido, nos interesa indagar sobre las transformaciones que han sufrido los elementos culturales que hoy definen el mito del Momoy e imprimen identidad a la gente del pueblo de Boconó.
Conociendo el Mito del Momoy
Los Momoyes son unos duendecitos bonachones, pero juguetones, que viven en las lagunas, ríos, quebradas de los páramos de Boconó, en el fondo de la tierra y las montañas. Son descritos como pequeñas personas con barba, vestido de liquiliqui y sombrero de cogollo.Son encantos a quienes les gusta el miche, el chimó y el tabaco y los pobladores al saber de esto se lo colocan en las lagunas, ríos, quebradas, nacientes de agua para pedirle favores o protección para sus cosechas, sus siembras e incluso para mantenerlos contentos y que las lluvias no produzcan las temidas inundaciones o crecidas de los ríos. Graterol y Franco (2014), desde sus investigaciones emanadas de la tradición oral expresan que: “la misma figura del momoy se presenta en muchos relatos como un ser que también habita el fondo de la tierra, las piedras y los bosques, aunque se le llama espíritu del agua, está vinculado con otros elementos de la naturaleza” (p. 131). Además, los Momoyes son bonachones, les gusta la música de violines, guitarras, charrascas y tambores, instrumentos muy utilizados en la zona de Boconó por los músicos campesinos: “tienen guitarras, tienen maracas, tienen hasta charrascas. Y esos cantan muy sabroso” (fuente viva).
Esta historia comienza cuando nuestros Cuicas se asentaron en la zona andina alrededor de cuatro centros: Jajó, Boconó, Escuque y Carache, tierras con abundantes alimentos y crecidos caudales de agua. Los Cuicas adoraban dioses protectores de la tierra y los cultivos, como vital elemento místico, las costumbres religiosas de los Cuicas que eran dados a la idolatría, veneraban ídolos de piedra y barro algunas tribus adoraban al Sol, a la Luna, las Lagunas, los Picachos o Páramos.
La danza y la música de nuestros indígenas alcanzaron diferentes valores de desarrollo y se alteran de una región a otra, sin embargo, un elemento frecuente, en las ceremonias religiosas son los instrumentos de percusión y viento (la flauta, los tambores). Además, realizaban rituales a sus dioses ofreciendo cacao, tabaco, chimó, y chicha de maíz fermentada.
Los Cuicas, se dedicaban al cultivo de la tierra, por tanto, las leyendas, mitos, acontecimientos y narraciones, a través de la tradición oral se vinculaban con el trabajo de la tierra, la agricultura, las cosechas y con sus principales alimentos, el maíz, las papas, la yuca y el cacao.
Transformaciones culturales en el Mito del Momoy
Este pueblo sufrió la violencia y el despojo de sus valores culturales a partir de la colonización española (entre 1549 hasta 1575), y en muchos casos fueron obligados a renunciara estas costumbres, pero la unión de diferentes culturas hizo que los pobladores de Boconó, dedicados al trabajo de la tierra, continuaran con la actividad de dar ofrenda al agua, sólo que los dioses indígenas, fueron reunidos en una sola imagen.Y esta imagen es representada hoy con la tradición y el mito de El Momoy.
Este proceso de desarraigo que sufrió la población indígena y de desajuste o reajuste cultural, se define como un trance hacia la aculturación, que de acuerdo a González (2007): “proyecta el proceso dinámico que se produce dentro de la reestructuración general del sistema cultural mediante las pérdidas, selecciones, redescubrimientos e incorporaciones a que son sometidos los componentes involucrados en tal reestructuración”(p. 68). De igual manera, esta transformación se percibe en el siguiente relato del Mito del Momoy expresado por Canelón (2008): “Yo El Momoy y la chicha fermentada que tanto me gustaba fue sustituida por el miche, aguardiente anisado tan característico de esta zona andina”(p. 114).
Deacuerdo a los estudios deOrtiz (1983) la aculturación como proceso: “implica también, la pérdida o desarraigo de una cultura precedente; lo que pudiera decirse una parcial desculturación, y, además, significa la consiguiente creación de nuevos fenómenos culturales que pudieran denominarse neoculturación”.
En la actualidad El Momoy, es representado como campesino, su bebida es el miche, le encanta el chimó y el tabaco. También es venerado conlos sonidos de las maracas,tambores, guitarras y el violín. Estos instrumentos son muy populares en la zona de Boconó y fusionan la cultura indígena, africana y española.Estos elementos visualizan la fuerza de la interculturalidad, donde hay: “presencia e interacción equitativa de diversas culturas y la posibilidad de generar expresiones culturales compartidas” (Convención sobre la protección y promoción de la diversidad de las expresiones culturales, 2005).
También se relata, que el 24 de junio “Día de San Juan”, los Momoyes salen de sus poblados, tocando sus tambores, a ello se le atribuye el hecho de que ese día el viento sople muy fuerte y en ocasiones acompañados de lluvia, esto es porque los Momoyes andan de fiesta y alborozo, si alguien logratropezarse con alguno de ellos, puede ser que le indiquen el camino donde seencuentran sus yacimientos de oro.
Detalles como estos dan cuenta de la influencia que el tiempo y el entorno, fueron imprimiendo en este mito tan particular.El Momoy como mito y personaje, es una tradición milenaria que fue modernizándose y tomando elementos propios de su entorno, de la vida rural, y la faena campesina de siembra y cosecha, en la que el papel de las lluvias, así como el caudal de las lagunas, ríos, y quebradas tiene enorme significado para la obtención de buenos frutos. El mito de El Momoy para los habitantes más antiguos de Boconó, posee un significado muy especial, no sólo histórico, sino presente, cotidiano y palpable. En este sentido, el mito del Momoy permanece, porque logró el proceso de tránsito de una cultura a otra, preservando elementos culturales originarios, propios y elementos heredados de una cultura dominante o ajena, es decir experimentó un proceso de riqueza y fuerza cultural, a través de la transculturación. Como bien, lo señala Fernando Ortiz (1983):
Transculturación expresa mejor las diferentes fases del proceso transitivo de una cultura a otra, porque este no consiste solamente en adquirir una distinta cultura, sino no que el proceso implica también necesariamente la pérdida o desarraigo de una cultura precedente… y significa la creación de nuevos fenómenos culturales… (p. 88).
El sincretismo manifiesta una transculturación que ha incorporado con precisión elementos procedentes de siglos pasados, del corazón propio de la cultura, tradiciones y creencias. El resultado y producto de la transculturación ha podido disolver contenidos importantes, si bien ha sido, probablemente una habilidad inconsciente y colectiva de aculturación como modo de adaptarse para que la resistencia simbólica permita la supervivencia y la superación de toda herida que el etnocentrismo, la imposición y los diversos accesos de etnocidio han dejado como huella en nuestra cultura y dan permanencia hoy “El Mito del Momoy”.
El dilema existente entre avance social-promoción y conservación de la cultura puede conllevar un diálogo que en futuras generaciones acabe con la diferenciación, el etnocidio del pasado y devuelva la dignidad legítima que merece todo pueblo desde el respeto a sus mitos, leyendas y tradiciones como patrimonio vivo de un pueblo y su gente.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Canelón, E. (2008). El Momoy de Boconó: Mito y Tradición oral vinculado a la Promoción Cultural (Tesis de Pregrado). Universidad Central de Venezuela – Caracas.
González, V. (2007). La crítica cultural latinoamericana y la investigación educativa. Venezuela: Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez – Núcleo Regional Postgrado Caracas.
Graterol, J. y Franco, F (2014). Naturaleza, historia e imaginario: los realtos acerca del Momoy en Boconó. Mérida: Universidad de Los Andes. Anuario GRHIAL. N° 8. pp. 129-162.
Molano, O. (2007). Identidad cultural un concepto que evoluciona. Bogotá: Revista Opera N° 7.
Ortiz, F. (1983). Contrapunteo Cubano del Tabaco y el Azúcar.La Habana: Editorial Ciencias Sociales.
UNESCO(2005).Convención sobre la protección y la promoción de la diversidad.Paris.
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