“No nieguen el permiso a esta iglesia porque será la más bella de Caracas.” Así lo sentenció el arquitecto Luis Malaussena en una reunión en el seno de la Comisión de Urbanismo del Concejo Municipal del Distrito Federal, un 24 de agosto de 1954 mientras se discutía el permiso para autorizar la construcción del templo de San Pedro Apóstol en la incipiente urbanización Valle Abajo, a escasa distancia de la otra novel Ciudad Universitaria de Caracas. Este testimonio nos lo refiere Monseñor Juan Reghezza, párroco fundador de la misma, en ocasión a la presentación del proyecto de dicha iglesia, elaborado en la propia Ciudad del Vaticano, a cargo del arquitecto e ingeniero romano, profesor Mario Redini. Réplica modesta de la Basílica Eterna, fue rechazada inicialmente, después de varios meses, por el Cabildo Municipal caraqueño “porque esta Iglesia no era digna de la Caracas moderna”. Eran los tiempos de la fiebre parcelaria y de la piedra de la Caracas moderna.
Finalmente, el templo se inaugura un día de San Pedro y San Pablo del año de 1959, con el aporte de un sinnúmero de feligreses, quienes contribuyeron tanto en metálico como en amor, al resultado feliz de la obra. El complejo cuenta actualmente con el templo, la casa parroquial, el colegio y una sala de cine, hoy reformada donde funciona el Taller Experimental de Teatro “Luis Peraza”. Desde "Tierra de Nadie" en los predios de la Ciudad Universitaria de Caracas, podemos destacar su cúpula erguida.
Octavio Sisco Ricciardi