Existe un hito urbano caraqueño que desde mediados del siglo XX tiene el don de la bilocación: la fuente de la plaza Venezuela. Instalada inicialmente en 1953 en pleno corazón geográfico de la ciudad esta obra del escultor Ernesto Maragall es una alegoría de las cinco regiones del país.
Inspirado en la teogonía griega de Hesíodo, Maragall cual Urano engendró creativamente en piedra la expresión criolla de las titánides y los titanes, quienes eran una raza de poderosas deidades que gobernaron durante la legendaria Edad de oro. En la fuente monumental Venezuela están representados El Ávila, el Caribe, el Orinoco, los Andes y los Llanos.
El Ávila, personificado por una mujer con suave dulzura y majestad recuerda a la matrona capitalina, simboliza la montaña denominada por los habitantes primarios del Guairararepano, también conocida culturalmente como cerro El Ávila y se encuentra sentada, con su mano izquierda acaricia un tucán y con la mano derecha sostiene una rama vegetal que simboliza la fertilidad del valle de Caracas. Fue la primera de las esculturas terminadas por el escultor.
El Caribe tiene forma de mujer con semblanza margariteña. Sostiene entre sus manos la crineja que descansa sobre su espalda, formando como la espuma que rebosa sobre la onda de la ola antes de llegar a la costa. En su lado derecho, bajo su pierna levantada, hay un sentido de retorno de agua hacia el mar. La escultura simboliza el mar Caribe y por medio de su figura hace alusión a sus movimientos.
El Orinoco, representado por mujer, la diosa madre de los ríos. Su brazo izquierdo se levanta para tocar con su mano el cabello que hace la forma de borbotones de agua, símbolo de las vertientes y raudales que corren a formar deltas y dar su torrente al mar simbolizado en el movimiento de sus pies. Fue la última de las esculturas hechas por Maragall. Los Andes simbolizado por una figura masculina quiere resaltar la serenidad y tranquilidad de las montañas en el poder calmado de la cordillera. Su mirada parece observar el curso de la vida.
Finalmente, los Llanos, es un figurado masculino que hace alusión al hombre fuerte, que en un esfuerzo por la vida se endereza. En la mano derecha sostiene un cuerno de toro, el cual será utilizado para defenderse de los peligros. En la mano izquierda tiene una soga que utiliza para amarrar el ganado.
El agua se despliega como parte inseparable y elemento fundamental de este conjunto escultórico. Hay una serie de chorros que alcanzan diferentes alturas y le otorgan un volumen importante a la obra. El perímetro de la fuente es de 100 metros lineales, rodeado por 60 piezas o elementos pre-fabricados en mortero. El diámetro de la fuente es de 32 metros.
La fuente y sus esculturas fueron emplazadas en el parque Los Caobos en 1967, bautizado por los caraqueños como la fuente de Los Caobos. En su lugar, desde inicios de los años 80, se construyó otra fuente. Se crearon cuatro adaptaciones adicionales hasta la presente que data de 2009, diseñada por el arquitecto Pablo J. Rodríguez P. en colaboración con el creador de la última versión, el ingeniero Santos Michelena Calcaño. La fuente es la más grande de Latinoamérica y la cuarta en tamaño en el mundo. Es así como la fuente monumental originaria le otorgó su identificación nominal a este sitio.
Ambos hitos son Patrimonio Cultural de la Nación declarados por el Instituto de Patrimonio Cultural.
Octavio Sisco Ricciardi