Octavio Sisco Ricciardi
En casi toda población mundial de tradición cristiana donde hay una colina que predomina el panorama, le es bautizada “calvario”, palabra que proviene del hebreo “Gólgota” nombre del monte situado al norte de Jerusalén, lugar bíblico de la crucifixión de Jesucristo. Caracas también tiene uno: un lugar que era un cerro pelado, árido, de tierra amarilla y sin mayor vegetación en cuya cima -donde hoy está el estanque- había una pequeña ermita, que luego de la intervención afrancesada de Guzmán Blanco, decidió construir una más grande hacia el oeste (1884): la Iglesia de Pagüita. La grey caraqueña iniciaba las procesiones desde la esquina de San Mauricio (Santa Capilla) hasta llegar a la cumbre, en un recorrido de las estaciones, el cual estaba señalado con cruces puestas. Ubicada al oeste de la plaza Bolívar, se tiene un skyline de la ciudad; el primero de ellos pintado por Juan Pedro López en 1766. https://redpatrimoniove.wixsite.com/redve/forum/publicaciones/el-primer-skyline-de-caracas
El paisaje del Calvario y sus alrededores, tal como lo conocemos, surge a partir de 1873. El Viaducto Unión, entre Pagüita y el Calvario fue estrenado durante la primera presidencia de Joaquín Crespo, ordenando la erección de la capilla dedicada a la Virgen de Lourdes (1885) y del Arco de la Federación, cambiando oficialmente su nombre de “Paseo Guzmán Blanco” a “Paseo Independencia”; otro arco espejo recordando a la independencia estaba previsto construirse hacia la entrada oeste. Posteriormente, el 20 de febrero de 2010 por disposición del presidente Hugo Chávez Frías se decide asignar a dicho Parque el nombre de parque Ezequiel Zamora, en recuerdo al líder de la Guerra Federal, colocándose una escultura pedestre del mismo en sustitución de otra de Cristóbal Colón que desde 1894 Crespo había ordenado colocar, por lo que las escalinatas del Calvario fueron llamadas Graderías Colón, aunque popularmente aún sigue llamándosele “Escalinatas del Calvario”.
En tiempos de Juan Vicente Gómez bajo la presidencia del abogado Victorino Márquez Bustillos con ocasión de la presentación en el Teatro Municipal en diciembre de 1917 de la afamada bailarina rusa de ballet Anna Pávlova, se trajeron cisnes para los estanques, debido al amor que la bailarina tenía a estas aves, además para evocar en su honor a su célebre interpretación de “La muerte del cisne”, una coreografía de Mikhail Fokine con la música de Camille Saint-Säens «Le cygne» que forma parte de uno de los movimientos en “El carnaval de los animales”. Esta pieza descriptiva se toca a un solo de violonchelo y dos pianos y representa un cisne que se desliza sobre el agua (cello) y las ondulaciones que crea (pianos). La coreografía fue estrenada en San Petersburgo en 1905. La muerte del cisne convirtió a Anna Pávlova en mito de la danza universal.
Una antigua creencia venida desde los tiempos de la Hélade, narra que los cisnes cantan una bella canción en el momento justo antes de morir, después de haber estado en silencio durante la mayor parte de su vida. Por extensión, decir hoy día el modismo "canto del cisne" se ha convertido en una frase hecha refiriéndose a un final teatral o apariencia dramática, o cualquier trabajo o logro final.
Anna Pávlova falleció de pleuresía en La Haya (1931), pocos días antes de cumplir 50 años, mientras estaba de gira. Su último deseo fue que le pusiesen el traje para La muerte del cisne, y sus últimas palabras fueron: "Tocad aquel último compás muy suavemente". De acuerdo con la tradición del ballet, en el día que ella tenía que actuar después, el espectáculo fue programado, con un solo proyector que iluminaba el escenario vacío donde debería estar la bailarina.
Solo queda en la memoria
Del romántico que escribe
Que con su pluma concibe
Rememorar en la historia
De aquel pasado de gloria
Con el mayor ideario
Romántico y visionario
Recuerda con añoranza
Ana Pavlova y su Danza
Y a los Cisnes del Calvario.
Wilfredo Mendoza, abril 2019
El la Caracas de antaño
De inspiración y de musa
La gran bailarina rusa
Se presentó sin escaño
Y hasta subió los peldaños
De la gran escalinata
Del Calvario que retrata
La Muerte del cisne, aquél
Pintandose en oropel
La Pavlova y el Caroata.