
En 1771, al ser trasladado a La Habana el Pelotón de granaderos de Lombardía, cuya oficialidad había hecho numerosas amistades en Caracas, aparecieron en nuestra capital, llegadas de Cuba, unas décimas escritas –se presume- de mano femenina, que justificaban el viaje de los granaderos como una prueba de su desprecio hacia las caraqueñas. Y entre los defectos que les señalaban a nuestras damas aludía satíricamente el exceso con que hacen uso de la caraqueñísima interjección guá, desdén por demás inmerecido porque desde esos tiempos hasta ahora, versos, poemas y canciones alaban los atributos de nuestras capitalinas, vale recordar a manera de ejemplo, la discografía de la Súper Banda Guaco con “Me gustan las caraqueñas” (Guaco es Guaco, 1984) o “Las caraqueñas” (Tricératops, 1993) pasando por el vals “Dama Antañona” de Francisco de Paula Aguirre con letra de Leoncio “Leo” Martínez.
Nos refiere Aquiles Nazoa en “Los Humoristas de Caracas” (Tomo I Colección Tiempo de Venezuela. Monte Ávila Editores, 1990) que en la Caracas colonial de fines del siglo XVIII, el presbítero Juan Antonio Eguiarreta, nacido en Caracas en 1712, cronológicamente el primer humorista venezolano, gozaba de fama como poeta jocoso y repentista extraordinario, así como de orador sagrado que sabía salpicar sus más graves sermones en el público chispeantes salidas cómicas. Eguiarreta era muy solicitado por los caraqueños como escritor de cartas y sobre todo de versos de ocasión. Requerido el padre Eguiarreta por las ofendidas caraqueñas para replicar a las habaneras, compuso sus conocidas décimas, primera obra de nuestra literatura para una voz criolla, como bien lo reclama Aquiles, su derecho de figuración en el habla española. Para tal fin escribió quince décimas, de los cuales transcribimos en parte algunas de ellas, tan geniales como toda su obra parcialmente editada por Fidel Ribas y Ribas en 1842.
CONTESTACIÓN DEL PADRE EGUIARRETA EN NOMBRE DE LAS MUJERES DE CARACAS (c.1771)

Octavio Sisco Ricciardi