Chacao, proviene del cumanagoto chacu o chacau, que según refería el médico, naturalista, historiador, etnólogo y lingüista larense Lisandro Alvarado significa “arenal”, es uno de los sectores más extensos y llanos del valle de Caracas. El Barón de Humboldt, se preguntaba intrigado por qué razón la ciudad no había sido fundada en ese sitio. Al Cabildo llegó la propuesta de reconstruir la ciudad en esa llanura a raíz del terremoto del 21 de octubre de 1766, pero la idea no prosperó.
Por otra parte, la causaba extrañeza al destacado naturalista alemán que los perezosos caraqueños de su época nunca se aventuraban a pasear por la regia montaña que domina todo el valle que ni conocían, pero esto no era no así para un reducido grupo. Eran los primeros pobladores del sector de El Pedregal de la entonces parroquia foránea de Chacao, fundada un 19 de abril de 1768 bajo la advocación de San José –su patrono- quienes hacían incursiones al cerro con fines piadosos. Dos años después de la fundación, el párroco José Antonio Mohedano hizo una promesa a Dios para que erradicara la fiebre amarilla, una de las tantas plagas que de vez en vez flagelaban a los vecinos de Caracas, enviando a los peones de las haciendas aledañas a la montaña para que bajaran las hojas de la palma real, rememorando así el pasaje bíblico de la entrada de Jesús a Jerusalén. Desde entonces, días antes del Domingo de Ramos, una procesión de devotos sube a El Ávila y traen las palmas que después de ser bendecidas, se doblan en forma de cruces para ser colocadas en las casas como signos de protección familiar. Es el inicio de una hermosa tradición atávica que ininterrumpidamente luego de dos siglos, continúa a las fechas cercanas de la Semana Mayor: los palmeros de Chacao.
En el sector El Pedregal de Chacao, existen familias completas de palmeros que se han encargado de mantener la costumbre viva, convirtiéndola en emblema de la Semana Santa del municipio Chacao. Esta actividad ha continuado de generación en generación aunque con el paso de los años haya variado un poco sin perder su esencia. Recientemente se constituyó la Asociación Civil sin fines de lucro Palmeros de Chacao, que garantiza esta actividad cada año. De igual modo, imparten cursos de concientización ecológica, y realizan actividades culturales, tanto en el municipio como en el Parque Nacional Guarairarepano, hipocorísticamente llamado El Ávila.
La actividad de recolección de los palmeros no se limita a la palma real, también se busca la pesgua, arbusto aromático y se cascan peonías. Posterior a la recolección de la palma, hacen una limpieza del terreno en el que estas crecen para favorecer su crecimiento. Culminado el descenso empieza una larga procesión que pasa por Altamira, de Chacao.
Algunos de los palmeros más emblemáticos son: Ramón Delgado, Jesús María Gil, Agustín García, Pedro Matías Reyes, José Vicente García, Ramón Reyes y José León García, entre otros, importantes protagonistas de esta manifestación. Dicen los palmeros que los muñecos, como le dicen a los espíritus de los palmeros fallecidos, les hablan o les hacen señas a través de la palma para indicarles el camino a seguir.
La cosmogonía, el traje de palmero (vestimenta particular para poder realizar la tarea de la recolección de la palma), la Cueva ubicada en Sabas Nieves, que sirve a los palmeros de dormidero, luego de haber realizado la recolección de la palma real; la Cruz elaborada en hierro en el Pico Oriental de la montaña (la anterior colocada inicialmente en 1930 era de madera); la romería, la Bajada de la palma, las actividades previas a la misa del Domingo de Ramos y los Palmeros, portadores de la tradición, son todas expresiones y exponentes tangibles e intangibles que ostentan la condición de Bien de Interés Cultural de Venezuela. En el Flanco izquierdo del escudo de armas de Chacao aparece una rama de palma, que simboliza la tradición de Los Palmeros, runa indeleble que permanece como fervor de este testimonio cultural.
Octavio Sisco Ricciardi